Washington, 23 oct (EFE).- Colores, olores y sabores se mezclan desde hoy en el restaurante mexicano Oyamel del chef José Andrés en Washington para celebrar el próximo Día de Muertos, en el que este año han decidido rendir homenaje al histórico personaje Chespirito.

La tradición del Día de Muertos, especialmente enraizada en el centro y sur de México y declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco, ha aterrizado con fuerza en Estados Unidos rivalizando con Halloween.

La celebración mexicana va más allá de la muerte y trata de festejar la vida de aquellos que ya se fueron.

En años anteriores, Oyamel rindió homenaje a personalidades como la artista Frida Kahlo o el cantante Juan Gabriel, pero este año el altar y las oraciones son para el actor Roberto Gómez Bolaños, quien encarnó a personajes indelebles en la memoria de los mexicanos, como Chespirito o el Chavo del Ocho.

La franquicia mexicana del aclamado cocinero español se pondrá al servicio de esta festividad desde hoy y hasta el próximo 4 de noviembre con platos que, según explicó el chef Omar Rodríguez, encargado de diseñar el menú, están inspirados en «los últimos años de vida de Bolaños».

Durante la fiesta de lanzamiento, que tuvo lugar anoche, Rodríguez detalló que decidió jugar con «el pulpo, las vieiras, y pescados y mariscos» para los ceviches recordando la costa sur mexicana donde el actor pasó su última etapa antes de fallecer en Cancún en 2014.

Además, no podían faltar los clásicos tacos de carnitas o cochinita pibil y el imprescindible guacamole, junto a platos más frescos con setas, palmitos y crujientes de cerdo, sin olvidar los típicos churros con chocolate mexicanos, aderezados con un golpe de canela.

Con música en vivo y la oportunidad de caracterizarse para la ocasión con pintura facial, los asistentes también pudieron disfrutar de una vasta oferta de mezcales y tequilas provenientes de distintos lugares de México, mientras que la carta de cócteles también hacía un guiño al actor del Chapulín Colorado.

Como marca la tradición, el restaurante estaba repleto de flores de cempazuchitl, que para los mexicanos marcan el camino de los muertos hacia la otra vida, además de decenas de alebrijes, esculturas de animales fantásticos y colores vibrantes muy típicos en México.

Chespirito, la Chilindrina, el Dr. Chapatín o Vicente Chambón, personajes icónicos en los trabajos de Bolaños, se hicieron protagonistas para bautizar los combinados, donde una variedad de mezcales y el uso de frutas tropicales y cítricos fueron sus hilos conductores.

Alan Grublauskas, encargado del bar de Oyamel, precisó que el intenso fucsia del cóctel La Chilindrina se debe a su base de pitaya, que también aportó «sus pecas y un poco de la dulzura» del personaje femenino del Chavo del Ocho.

La bebida homenaje a Chespirito jugaba con la piña, un toque de la exótica yaca y el ahumado sabor del mezcal, mientras que los personajes de Chambón y Chapatín, matizó el jefe de coctelería de Oyamel, Giovanni Maramis, fueron reflejados en los combinados con toques más «viejos» y «amargos».

Así, un año más, el restaurante de José Andrés en la capital estadounidense se suma al Día de Muertos, una de las celebraciones más identitarias para los mexicanos, un brindis a la muerte, pero sobre todo a la vida, que en Oyamel se firma a través de los sentidos.