Río de Janeiro (AFP) – A la técnica brasileña en gestión administrativa Rochelly Rangel la rechazaron incontables veces en entrevistas de trabajo: «No podemos contratar un travesti», oyó decir a un gerente de una multinacional en Sao Paulo.

Pero gracias a programas de capacitación y plataformas virtuales surgidos en los últimos años, Rochelly, de 34 años, y otras personas trans están consiguiendo sus primeros empleos formales en el país en el que más miembros de esta minoría son asesinados cada año.

«En 2004 llegué a la última etapa del proceso selectivo de una multinacional. Quedábamos yo y un muchacho blanco, cisgénero, quien fue finalmente escogido. Escuché a un gerente decirle a una empleada de Recursos Humanos: ‘No podemos contratar un travesti'». Después de situaciones como esa, resistiendo mucho, entré a la prostitución», cuenta a la AFP Rangel.

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Fue prostituta, peluquera y luego se mudó a Rio de Janeiro, donde conoció el programa Transgarçonne, un proyecto de extensión de la Universidad Federal de Rio de Janeiro (UFRJ) que capacita a personas trans y travestis para trabajar en bares y restaurantes.

Así logró su primer contrato, tras 15 años intentándolo, como empleada del Boleia Bar.

«Trabajo en un bar de mujeres, atendiendo al público. Sé lo duro que fue llegar hasta aquí. Precisamos un mercado formal de trabajo que no sea heteronormativo», reflexiona.  

El 90% de la población trans de Brasil se prostituye por falta de oportunidades, según la Asociación Nacional de Travestis y Transexuales (Antra).

Oportunidades –

«Recibimos los primeros alumnos en 2019», cuenta el profesor de gastronomía Renato Monteiro, creador de Transgarçonne.

«Uno de ellos me contó que su padre empezó a respetarlo cuando ingresó a la UFRJ», recuerda Monteiro, que hizo su transición al género masculino después de graduarse.

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El proyecto también tiene cursos online para instruir a dueños y gerentes del ramo sobre cuestiones sobre el colectivo LGBTI+.

Otra iniciativa de inserción laboral, Capacitrans, fue fundada en Rio por la estilista Andréa Brazil, una travesti de 48 años.

«Tenemos más de 20 instituciones que nos apoyan y 26 casos exitosos. Empecé con un salón de belleza, me capacité como emprendedora y fundé el proyecto», que ya ha formado a más de 150 personas en talleres de moda, imagen y emprendimiento, afirma Brazil.

Pero la mayor plataforma laboral para personas trans nació en Sao Paulo: TransEmpregos, que logró 707 contrataciones el último año, conectando currículos con puestos disponibles en todo el país.

«Tenemos más de 24.000 currículos y mil empresas asociadas. Hay un crecimiento exponencial de empresas que contratan personas trans, hay más de cien multinacionales con puestos disponibles», destaca la abogada travesti Márcia Rocha, creadora de TransEmpregos.

Un resultado notorio para un país con más de 14 millones de desempleados y un sector servicios golpeado por la pandemia.

-  A pasos lentos –

Los avances son, pese a todo, lentos.

«Antes se pensaba que los transexuales sólo podían trabajar como prostitutas. El mayor desafío fue romper ese prejuicio en el medio empresarial», afirma Márcia Rocha.

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Para ello, se asoció al Foro de Empresas y Derechos LGBTI+, integrado por más de 100 compañías que firmaron un compromiso con la diversidad para romper con el estigma que pesa sobre un grupo con una esperanza de vida de apenas 35 años, según Antra.

A diferencia de países como Argentina, donde existe una ley de cuotas para trans y travestis en la administración pública, Brasil está lejos de institucionalizar la inclusión laboral de la comunidad trans.

Desde hace apenas tres años, transexuales y travestis tienen derecho a registrarse con su nombre social, sin obligación de presentar una autorización judicial o un laudo psicológico o de terapia hormonal.

«Cuando buscaba trabajo, hice más de 200 entrevistas, pero cuando colocaban mi identidad y mi currículum sobre la mesa me decían que el puesto ya estaba asignado», relata Rochelly, que se registró como mujer hace dos años.

El médico Jonas Manoel, de 37 años, fue asesorado por un grupo de abogados LGBTI+ para identificarse en el Consejo Regional de Medicina con su nombre social tras iniciar su transición.

«Tuve miedo de la reacción, pero cuando llegué con el papel sellado, cambiaron el nombre en el sistema», relata.

Brasil es desde 2008 el país donde más personas trans son asesinadas en el mundo, según la ONG Transgender Europe.

En 2020 fueron asesinadas 175 personas trans (una cada dos días) en Brasil, según Antra.

«Somos el 1% de la población brasileña y muchos menos llegamos a la universidad. Pero existimos, a pesar de que quieren que seamos invisibles», afirma Brazil.

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