Māhia (Nueva Zelanda).- En una noche clara y estrellada desde el Complejo de Lanzamiento 1 en Māhia, Nueva Zelanda, un nuevo capítulo en la exploración del cambio climático terrestre comenzó con el rugido del cohete Electrón de Rocket Lab. 

El primer satélite del Experimento de Energía Radiante Polar en el Infrarrojo Lejano (PREFIRE) de la NASA se elevó hacia las estrellas, a las 7:41 p.m. (hora de Nueva Zelanda), marcando el inicio de una misión crucial para comprender mejor las dinámicas de nuestro planeta.

El propósito de PREFIRE es estudiar detalladamente las emisiones de calor de los polos de la Tierra, áreas que, a pesar de su remota ubicación y frías temperaturas, juegan un papel crucial en el equilibrio térmico global. 

«La misión PREFIRE de la NASA llenará un vacío significativo en nuestra comprensión del sistema terrestre», expresó Karen St. Germain, directora de la División de Ciencias de la Tierra de la NASA en Washington. 

«Nos proporcionará datos esenciales para predecir cambios en el hielo, los mares y el clima global, lo que es vital para diversas comunidades, desde agricultores hasta ciudades costeras».

Estos dos CubeSats, no mayores que una caja de zapatos, están diseñados para medir la cantidad de calor que la Tierra emite hacia el espacio. A través de su viaje orbital, estos pequeños pero poderosos satélites recogerán datos específicos sobre cómo las zonas más frías del planeta contribuyen a la cantidad de energía que nuestro mundo absorbe y libera.

Aproximadamente una hora después del lanzamiento, los controladores en tierra confirmaron la comunicación exitosa con el primer CubeSat, un paso crítico que asegura el correcto funcionamiento del satélite. Mientras tanto, se espera el lanzamiento del segundo PREFIRE CubeSat en los días siguientes, lo que duplicará la capacidad de recolección de datos de esta misión.

El corazón de PREFIRE gira en torno al presupuesto energético de la Tierra: la diferencia entre la energía térmica que recibimos del sol y la que el planeta emite de vuelta al espacio. 

Este balance es lo que últimamente determina nuestro clima y temperatura global. Los polos, con su fría pero significativa emisión de radiación infrarroja lejana, son fundamentales en este proceso, aunque hasta ahora, las mediciones detalladas han sido escasas.

«Los CubeSats PREFIRE podrán ser pequeños, pero su contribución a nuestro entendimiento del clima terrestre será enorme», comentó Laurie Leshin, directora del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA. «Sus observaciones nos permitirán entender mejor el equilibrio térmico global y ajustar nuestros modelos climáticos y meteorológicos para prever los cambios futuros».

El espectrómetro infrarrojo térmico, un instrumento clave a bordo de los CubeSats, ha sido especialmente adaptado para estas misiones. Su diseño permite medir con precisión las longitudes de onda del infrarrojo lejano que se emiten desde los polos. 

«Esta nueva tecnología nos ofrecerá una perspectiva sin precedentes sobre cómo los polos afectan el clima global», explicó Tristan L’Ecuyer, investigador principal de PREFIRE de la Universidad de Wisconsin, Madison.

Este proyecto es el resultado de una colaboración entre la NASA y la Universidad de Wisconsin-Madison, con el apoyo técnico del JPL y la construcción de los CubeSats a cargo de Blue Canyon Technologies. 

La misión no solo promete avanzar nuestra comprensión del clima global, sino también preparar a la humanidad para enfrentar mejor los retos del cambio climático.