Madrid (AFP) – Rostros visibles de las protestas de los últimos años en Cuba se han exiliado en Madrid, una ciudad ya convertida en refugio de otros opositores latinoamericanos, que han hecho de la capital española una virtual nueva Miami.

«Miami siempre fue el destino de los que sufrían dictaduras de este tipo en América Latina», pero ahora «muchos latinoamericanos están escogiendo a España como destino», señala en Madrid a la AFP Yunior García, promotor de una frustrada protesta en Cuba, en la estela de las históricas manifestaciones del 11 de julio.

Como artista y persona que huye «de una dictadura, entiendo que España quizás es el lugar natural», y particularmente Madrid, donde «se respira bohemia cuando uno camina por las calles», afirma el dramaturgo, fundador de la plataforma Archipiélago, que convocó la finalmente prohibida manifestación en siete provincias cubanas el 15 de noviembre.

«En Madrid ahora mismo hemos coincidido varios disidentes, no solo cubanos, también de Nicaragua, de Venezuela, de otros países (…), que han dedicado su vida a luchar contra el autoritarismo», expresa Carolina Barrero, historiadora del arte instalada en la capital española desde febrero luego de que, según relata, las autoridades cubanas le dieran 48 horas para salir del país por participar en las protestas.

Desde hace unos años, Madrid ha sido destino de destacados disidentes latinoamericanos, como por ejemplo los opositores venezolanos Leopoldo López o Antonio Ledezma, o los nicaragüenses Sergio Ramírez y Gioconda Belli.

«Madrid es el nuevo Miami, el nuevo lugar donde tantísimos hispanos vienen huyendo de la dictadura», se congratuló en marzo Toni Cantó, director de la Oficina del Español del gobierno conservador de la región de Madrid.

Miami vs. Madrid –

Muchos latinoamericanos aprovechan la doble nacionalidad (como Carolina Barrero), algunos vienen con visa y luego piden asilo (como Yunior García), y otros, principalmente opositores venezolanos, han recibido la nacionalidad del gobierno.

El ejecutivo español declinó hacer comentarios a la AFP. Pero el jefe de la diplomacia española, José Manuel Albares, alegó ante el Congreso a pocos días de llegar Yunior García en noviembre, que América Latina es la región del mundo más «eurocompatible» y sus habitantes «comparten nuestros valores (y) miran de forma natural hacia Europa».

Para los cubanos, marchar a Estados Unidos también se les dificultó. Washington mantuvo cerrado por más de cuatro años hasta días recientes su consulado en La Habana, obligando a los cubanos a viajar a un tercer país para solicitar la visa, en pleno éxodo migratorio en la isla enfrentada a su peor crisis económica en décadas.

Los visados norteamericanos han sido un obstáculo «y España es una muy buena opción», confirma Abraham Jiménez, periodista que salió de Cuba en enero cuando obtuvo un pasaporte que las autoridades le negaron por años. Él se instaló en Barcelona, donde trabaja su pareja, cineasta.

Confirmando la tendencia, el propio presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, censuró con sarcasmo en diciembre la «miamización de Madrid».

Yunior García compara Miami, el corazón histórico del exilio cubano en el sureste estadounidense, y Madrid, diciendo que en la primera existe un «resentimiento» o «rabia» hacia el régimen castrista, a su juicio «natural», por el sufrimiento de miles y miles de personas «que tuvieron que irse en balsa, aquellos que lo perdieron todo en Cuba, aquellos cuya familia sufrió cárcel y a veces muerte».

Madrid, en cambio, «te da esa paz, esa calma, esa tranquilidad para pensar muy bien las cosas», algo que aprecia.

«Yo no quiero que la rabia, el resentimiento, me ganen», dice el dramaturgo, quien, al igual que otros cubanos, ha empezado a tejer en Madrid redes con nicaragüenses y venezolanos con la idea de pensar soluciones para sus países.

Enterrar a los padres –

Mónica Baró, quien salió en enero de 2021 de Cuba por el insoportable «acoso de la seguridad del Estado», dijo que haber aterrizado en Madrid, un lugar con el mismo idioma y «una cultura compartida», así como con una red ya establecida de cubanos, la ayudó a «amortiguar» los «traumas» que trajo con ella.

«Cuando te vas como yo me fui, tienes una sensación de que tú enterraste a tus padres», al no saber si los volverás a ver, «porque sabes que irte y mantenerte denunciando fuera de Cuba, implica o que no te dejen volver a entrar» a la isla o que te encarcelen al volver, señala la periodista de medios dedicados a Cuba como CiberCuba y El Estornudo.

Antes del nuevo influjo, Madrid ya recibió refugiados cubanos: entre 2010 y 2011 llegaron a la ciudad, producto de un acuerdo del gobierno comunista y la Iglesia católica, más de 110 presos políticos excarcelados, decenas de ellos de la llamada primavera negra de 2003, y sus familiares; 700 personas en total.

Cuba es «una olla de presión, y cada vez que la olla está cogiendo presión», La Habana la alivia con el exilio obligado, asevera el director ejecutivo del Observatorio Cubano de Derechos Humanos, Alejandro González Raga, uno de los excarcelados de la Primavera Negra que sigue viviendo en Madrid.

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