Buufow (Somalia).- Una carretera corta, pero peligrosa, de siete kilómetros conecta las localidades de Buufow y Shalanbood en Somalia meridional. La que en su día fue una próspera zona agrícola que producía frutas y hortalizas para la región lleva sufriendo decenios de conflictos e inestabilidad.

Al igual que en la mayor parte del país, la región se ve gravemente afectada por la persistente sequía. Ambas comunidades han tenido que hacer frente a la creciente escasez de recursos naturales de los que obtienen sus medios de vida.

Todo ello, unido a la falta de servicios básicos y una asistencia exterior limitada, agrava su situación de necesidad y aumenta las probabilidades de conflicto.

Quresho Abdirizak, una líder juvenil que creció en Shalanbood, ha conocido de primera mano el conflicto entre comunidades que ha desgastado los lazos sociales que antaño unían a las comunidades.

Los conflictos por los recursos hídricos, los canales de riego y el acceso a zonas agrícolas han abierto una brecha entre las dos comunidades vecinas.

“Dos niños de distintas aldeas podrían crecer jugando al fútbol juntos, pero luego de adultos, debido a la situación, se enfrentarían entre ellos”, señaló Quresho.

Ella forma parte de un movimiento de mujeres y hombres jóvenes de Buufow y Shalanbood que comparten la meta común de lograr un futuro en paz y con seguridad alimentaria.

Así pues, con un original método de resolución de conflictos, Quresho y otros jóvenes se reunieron para celebrar un “Día de juego”, en el que utilizaron una aplicación de juegos para teléfonos inteligentes con el fin de determinar prioridades en materia de inversiones en infraestructura crítica que fomentarían la paz y la productividad.

En esta región de Somalia las soluciones concretas son clave. Un puente peatonal de servicio puede propiciar la paz; un río infranqueable puede crear divisiones.

El Día de juego formaba parte de un innovador proyecto de consolidación de la paz llevado a la práctica por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), en asociación con el Gobierno del Estado Sudoccidental en Somalia y financiado por el Fondo para la Consolidación de la Paz del Secretario General de las Naciones Unidas.

Jugar por la paz

Durante la celebración del Día de juego, se mezclaron grupos de jóvenes de aldeas de Shalanbood y Buufow para competir unos contra otros en la aplicación para móviles “Play for Peace”, desarrollada por Shaqodoon, un asociado en la ejecución de la FAO.

“Los participantes han de trabajar unidos para poder avanzar; tienen que hablar entre ellos y aprender cosas unos de otros. Cuanto más hablen entre ellos, más rápido podrán ganar mediante la colaboración”, comentó Ahlam Mohammed, coordinadora de tecnología para el desarrollo en Shaqodoon.

La finalidad es alentar una competición divertida y sana entre grupos combinados de jóvenes.

“El Día de juego trabajamos en equipos para fomentar la interacción entre comunidades, buscando soluciones a los problemas para desplazarse de manera segura y libre entre las dos localidades”, señaló Quresho.

“Lo bueno de utilizar juegos es que se aglutinan elementos como el trabajo en equipo y la competición que funcionan bien con la consolidación de la paz. Se trata de unir a las personas para alcanzar un objetivo común”, declaró Ahlam.

El equipo vencedor puede entonces proponer emplazamientos que se repararían en el marco del proyecto conjunto. Dado que el agua suele ser una fuente de controversia entre las comunidades, la rehabilitación de canales fue una de las principales prioridades de los jóvenes.

Para otros, la interacción entre los jóvenes de las dos comunidades constituyó ya un avance hacia un futuro más pacífico.

“Realmente conseguí hacer un montón de amistades nuevas aquí”, señaló Salado Ali, una líder juvenil de Buufow. “Si fuese a Shalanbood mañana, me reuniría con los amigos que hice aquí y no sería una extraña. Intercambiamos nuestros números y nos llevamos muy bien. Pasamos un día genial”, comentó.

Empoderar a las mujeres para consolidar la paz

Ahlam dijo que había resultado alentador ver a mujeres encabezando algunos de los grupos, enseñando a otros cómo jugar y tomando decisiones. “Fue verdaderamente motivador para otras, en particular chicas jóvenes y niñas, observar a mujeres dirigiendo grupos en el Día de juego. Verlo en acción podría cambiar sus vidas”, añadió.

La cultura somalí es profundamente patriarcal y se basa en un sistema de clanes. Las desigualdades de género son acusadas y sitúan al país en cuarto lugar del mundo empezando por el final en cuanto a la situación de las mujeres.

Las mujeres suelen quedar excluidas de la toma de decisiones políticas y las que viven en el medio rural, en particular, tienen un acceso limitado a la educación y los recursos. Esta situación se traduce en una menor producción de alimentos en las comunidades rurales.

“Las mujeres de estas comunidades se han visto tradicionalmente desfavorecidas y excluidas, pero también se han organizado por clanes en grupos para defender las necesidades de sus familias. Este proyecto se apoya en ese nuevo avance”, señaló Dimah Abdulkarim, oficial de proyectos de resiliencia de la FAO.

“Mediante el proyecto ʻPromoting Inclusive Action in Peacebuildingʼ (Fomentar la acción inclusiva en la consolidación de la paz), que incluye el componente de ludificación, queremos ver cómo la rivalidad por los recursos se convierte en un intercambio pacífico conjunto de estos, en el cual mujeres y hombres jóvenes desempeñan un papel central que mejora la cohesión social”, añadió.

El juego que marca la diferencia

Dimah dice que el verdadero punto de inflexión se producirá cuando las mujeres y los líderes juveniles vean que sus esfuerzos por consolidar la paz se traducen en resultados tangibles gracias a la reparación de infraestructura.

“Actualmente estamos llevando a cabo inversiones en infraestructura con el apoyo del Fondo para la Consolidación de la Paz con el fin de aplicar los resultados del Día de juego”, declaró Dimah.

Para líderes juveniles como Quresho y Salado, los resultados de la participación en el Día de juego ya están propiciando cambios. Los habitantes de las aldeas utilizan ahora una carretera de unión que en algún momento evitaron. Llevan productos a las aldeas de los demás y los venden, y comparten un servicio médico que está más próximo a Shalanbood.

“Deseamos poner fin a la tensión entre las comunidades y estar unidos, afrontando nuestros retos juntos”, dijo Quresho.

El enfoque basado en días de juego ha demostrado su importancia al empoderar a jóvenes como Quresho para que participen en los procesos de toma de decisiones de las comunidades.

Estos instrumentos de ludificación podrían emplearse para la consolidación de la paz, iniciativas de agricultura climáticamente inteligente o la mejora de sistemas de alerta temprana para las comunidades, en Somalia y en todo el mundo.

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