Al-Buniyah (Yemen).- Fue un día triste cuando Ali Abdoul, de Al-Buniyah (Yemen), volvió una hoja del sorgo que cultiva y vio un gusano.

Esta aborrecida plaga no es un gusano cualquiera; es el denominado gusano cogollero del maíz, que ataca muchos cultivos, con una clara preferencia por el maíz, y arruina los medios de vida en un número cada vez mayor de países de todo el mundo.

Esta plaga llegó a la provincia de Taiz en julio de 2018 y agravó los padecimientos de los agricultores yemeníes, que ya lidiaban con una multitud de dificultades.

“Para nosotros, los agricultores, las plagas son una amenaza, ya que devoran los cultivos… En el Yemen, los plaguicidas ahora son muy caros. A veces tenemos que vender parte de los cultivos de la cosecha anterior para conseguir el dinero con el que comprar plaguicidas y salvar los cultivos de la campaña actual”, explicó Ali.

Otros muchos agricultores del Yemen comparten el parecer de Ali. Alrededor del 70 % de los yemeníes viven en zonas rurales y dependen en gran medida de la agricultura como fuente esencial de alimentos e ingresos.

El conflicto de ocho años padecido por el país ha empeorado la situación y los precios de los insumos agrícolas se han disparado.

Además de lidiar con el creciente costo de los insumos, los agricultores se enfrentaban a la escasez de artículos básicos de primera necesidad para la agricultura, tales como las semillas y los abonos, a una acusada subida del precio del combustible y a fenómenos meteorológicos imprevisibles.

Y a eso se sumó el gusano cogollero del maíz.

Ali cuenta que los agricultores, en su desesperación por combatir la nueva plaga, probaron distintos métodos de control infructuosamente. Las mezclas caseras no daban resultado y los plaguicidas químicos causaban daños al medio ambiente y a los suelos agrícolas.

Fue entonces, mientras luchaban aún contra esta nueva plaga, cuando Ali, junto con otros agricultores, empezó a asistir a las escuelas de campo para agricultores promovidas por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

“Vinieron dos oficiales agrónomos de la FAO y nos enseñaron a preparar insecticidas naturales utilizando el árbol llamado mraemrah,ajo y pimiento picante. En la escuela de campo para agricultores nos enseñaron a triturar, moler y filtrar las impurezas y luego pulverizar los cultivos con la mezcla”, dijo Ali.

El mraemrah, también conocido como Melia azedarach, cinamomo, agriaz o melia, es una especie común en el Yemen.

Produce sustancias químicas que pueden utilizarse como insecticida natural, ya que impiden el crecimiento y el desarrollo del gusano cogollero del maíz.

Además de obtenerse de un árbol autóctono, el bioplaguicida puede prepararse directamente en las aldeas y en pequeñas cantidades.

Este método de control de plagas era una práctica tradicional, pero nunca se había probado con el gusano cogollero del maíz. Ali y los otros agricultores se quedaron atónitos ante los resultados.

“La utilización de un bioplaguicida extraído del mraemrah fue una novedad para nosotros. Después de pulverizar, descubrimos que los resultados eran excelentes. Impresionados, decidimos que en adelante seguiríamos utilizando el plaguicida extraído del mraemrah para combatir el gusano cogollero del maíz”, dijo Ali.

Ali añadió que los agricultores se dieron cuenta de que la mezcla salía mucho más barata que las sustancias químicas y de que su utilización no tenía impacto ambiental.

“Este bioplaguicida representa una gran ayuda para nosotros. También nos enseñaron que este tipo de plaguicida no es nocivo para la salud animal y humana”, añadió Ali.

Estos bioplaguicidas son más inocuos no solo para la salud humana y el medio ambiente, sino también para los insectos beneficiosos, como las abejas y otros polinizadores.

A través de las escuelas de campo para agricultores, la FAO pudo capacitar a los agricultores en el uso de estos métodos alternativos de control de plagas y otras mejores prácticas agrícolas.

Este entorno de aprendizaje permite a los agricultores practicar, probar y evaluar nuevos métodos y tecnologías sostenibles comparando los resultados de las parcelas de demostración con los de las tierras convencionales.

Además, el enfoque de las escuelas de campo para agricultores ha fortalecido considerablemente la cohesión social entre los agricultores yemeníes, en especial en las zonas de conflicto, ayudándolos a decidir juntos como grupo un plan de acción que aplicar en sus campos, en lugar de tomar decisiones cada uno por su cuenta.

El proyecto de la FAO también ha facilitado equipo de vigilancia (incluidas las trampas de feromonas utilizadas para atraer las plagas a un lugar específico) y teléfonos inteligentes provistos de la aplicación móvil FAMEWS, cuya finalidad es recopilar, registrar y transmitir los datos reunidos a partir de las trampas de feromonas.

La FAO enseñó a personal técnico a utilizar la aplicación móvil con el fin de ayudar en el rastreo y la vigilancia de la plaga.

La FAO promueve en todo el mundo un enfoque basado en el manejo integrado de plagas que reduce al mínimo la dependencia de los plaguicidas químicos e incorpora prácticas sostenibles, tales como la vigilancia periódica de las plagas.

A partir de ese momento, las autoridades nacionales del Yemen, con el apoyo de la FAO, han desarrollado la capacidad de detectar, vigilar y combatir el gusano cogollero del maíz.

La FAO está impartiendo esta capacitación y promoviendo el uso de los bioplaguicidas en otros países que luchan contra esta plaga.

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