Lima (AFP) – El jurado electoral de Perú retomó este sábado sus labores para determinar el ganador de las elecciones, aunque navega en aguas turbulentas tras descubrirse maniobras desde prisión de Vladimiro Montesinos para comprar magistrados y volcar la balanza en favor de Keiko Fujimori, hija de su antiguo jefe.

El magistrado Víctor Raúl Rodríguez se incorporó este sábado al jurado, con lo que acabó la paralización causada por la deserción de otro miembro hace tres días, que impedía avanzar en el lento proceso para dirimir impugnaciones de votos y proclamar al nuevo presidente.

En una breve ceremonia, Rodríguez prestó el juramento ante un crucifijo y una Biblia, mientras Perú sigue sin conocer quién será su nuevo presidente tras el reñido balotaje del 6 de junio, cuyo escrutinio final da una ventaja de 44.000 votos al izquierdista Pedro Castillo sobre su rival derechista.

«La justicia electoral no puede quedar paralizada ni bloqueada», dijo tras tomar juramento a Rodríguez el titular del Jurado Nacional de Elecciones (JNE), Jorge Luis Salas, quien ha estado bajo asedio del fujimorismo, incluso con manifestaciones afuera de su hogar.

El JNE recuperó el quórum para poder sesionar, pero no tiene plazo fijado para dirimir las impugnaciones y proclamar al nuevo presidente.

La Iglesia católica hizo este sábado un nuevo llamado a respetar «los resultados que los organismos electorales indiquen».

«Te cuesta tres palos» –

El JNE está en el ojo del huracán tras la divulgación de audios de Montesinos, el exjefe de inteligencia de Alberto Fujimori, dando instrucciones por teléfono desde la cárcel de la Base Naval del Callao para comprar a tres magistrados del Jurado.

La Fiscalía abrió una investigación, lo mismo que la Marina de Guerra, pues Montesinos, quien cumple una condena de 25 años, hizo sus llamadas a un militar retirado fujimorista desde un teléfono fijo del penal de la Base, aunque solo tenía permiso para llamar a su pareja.

Los audios fueron divulgados el jueves por el exlegislador Fernando Olivera, el mismo que difundió el 14 de septiembre de 2000, en un canal de cable, un video que mostraba a Montesinos, entonces mano derecha del presidente Alberto Fujimori, sobornando a un parlamentario opositor para que se uniera al oficialismo.

En su primera llamada, Montesinos le pide al comandante retirado Pedro Rejas que hable con el abogado Guillermo Sendón para que éste contacte a tres de los cuatro miembros del JNE para sobornarlos e impedir que eventualmente proclamen a Castillo como ganador.

«Esa vaina te cuesta tres palos [tres millones de dólares]. Un palo para cada uno» de los magistrados, le dice Sendón a Rejas. El titular del JNE no sería contactado, según los audios.

El abogado ha alegado que solo le seguía la corriente a Rejas para denunciar un intento de fraude. «No hubo nunca la intención de hacer ninguna compra de nada porque es absurdo pensar en eso», aseguró Sendón a la radio RPP.

Las primeras llamadas se hicieron el 10 de junio, pero el 23 Montesinos volvió a llamar a Rejas para que insistiera en las gestiones.

«Es la única forma, no hay otra ya», le dice Rejas a Montesinos en los audios, divulgados el mismo día que se cumplían 20 años de la detención del otrora todopoderoso jefe de la inteligencia peruana en Venezuela.

«No hay otra, ya no hay otra, porque ha pasado mucho tiempo […], pero hazle tú entender, al papá o a la chica [Alberto o Keiko], no sé con quien hables, que […] estamos tratando de ayudar en un objetivo común», le indica Montesinos, de 76 años.

Y agrega: «¿Yo qué gano en esto? Nada. No me interesa y tampoco jamás les voy a pedir nada. Simplemente estoy tratando de ayudar porque, si no, se joden: la chica terminará presa».

De perder la presidencia, Fujimori deberá ir a juicio por lavado de dinero por el escándalo de aportes ilegales del gigante brasileño de la construcción Odebrecht, que salpicó también a cuatro expresidentes de Perú. La candidata, que niega los cargos, arriesga una condena de 30 años y no ha hecho comentarios sobre los audios.

«Vladivideos» –

A su llegada al poder en 1990, Alberto Fujimori puso a Montesinos al frente de los servicios de inteligencia, desde donde se tornó la eminencia gris de un gobierno entonces en combate abierto con las guerrillas de Sendero Luminoso y Tupac Amaru.

Una década más tarde, en septiembre de 2000, y con el gobierno contra las cuerdas, Montesinos cayó en desgracia con la divulgación de videos que lo mostraban sobornando a legisladores para que apoyaran a Fujimori, quien había sido reelegido recientemente para un tercer periodo. Se desató una crisis que condujo al presidente a marcharse a Japón y enviar su renuncia por fax.

En las semanas siguientes se divulgaron más «vladivideos» y Montesinos huyó a Venezuela, donde fue detenido el 24 de junio de 2001 y devuelto a Perú.

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