Lima (AFP) – Cuatro partidarios del candidato izquierdista Pedro Castillo se flagelaron este viernes clavándose agujas en las venas de los brazos y derramando su sangre, con el fin de presionar al jurado electoral a que lo proclame cuanto antes como nuevo presidente de Perú.

Los activistas cumplieron este inusual «acto de inmolación patriótica» en una calle del centro de Lima, frente a la sede del Jurado Nacional de Elecciones (JNE), órgano que ha demorado más de seis semanas en revisar las impugnaciones de votos antes de proclamar al vencedor del reñido balotaje presidencial del pasado 6 de junio.

“Este reclamo de este desangramiento es [para] decirles a nuestras autoridades que ya es momento, que por qué están dilatando tanto la proclamación de Pedro Castillo”, dijo Medis Herrera, una de las activistas que se autoflageló.

El conteo del órgano electoral (ONPE), que llegó al 100% hace cuatro semanas, dio a Castillo 50,12% de los votos contra 49,87% de la candidata derechista Keiko Fujimori, pero la última palabra debe darla el JNE, que espera proclamar al nuevo presidente el próximo martes.

Castillo rechaza llamados de la derecha a anular elecciones de Perú

“Es responsabilidad del Jurado Nacional de Elecciones la vida de todos los que estamos sacrificando […] y yo sé que miles de compatriotas se van a solidarizar y seguramente lo van a continuar haciendo a medida que se vayan demorando estos señores”, dijo Ciro Silva, de 64 años, otro de los activistas que efectuó el doloroso acto.

Mientras Perú sigue en vilo sin saber oficialmente quien será su nuevo presidente, partidarios de los dos candidatos han realizado manifestaciones en las últimas semanas para presionar a las autoridades electorales. Además, cientos de activistas de ambos bandos acampan en plazas del centro de Lima.

Los seguidores de Fujimori protestan para exigir que se anule el balotaje y se convoque a nuevos comicios, y los de Castillo para que sea proclamado como presidente electo cuanto antes.

Fujimori denuncia que hubo «fraude» en favor de su rival, sin ofrecer pruebas concluyentes, a pesar de que los observadores de la OEA dijeron que la votación fue limpia y sin «graves irregularidades. También Estados Unidos declaró que se trató de «elecciones libres, justas, accesibles y pacíficas», que constituyeron un «modelo de democracia en la región».

El miércoles, decenas de enfurecidos manifestantes fujimoristas agredieron con piedras y palos los automóviles de los ministros de Salud y Vivienda en el centro de Lima. Además, golpearon a periodistas y atacaron locales comerciales, enfrentándose a la policía antimotines.

El nuevo mandatario debe suceder al presidente interino Francisco Sagasti el 28 de julio, día en que Perú conmemora el bicentenario de su independencia.

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